Ayer en la tarde Carlos me invitó a tomar el té en su casa. Él siempre es muy amable conmigo. Le pregunté qué debía llevar yo y me contestó: tú no tienes que traer nada. Acepté ir, pero no me gustó el que no me aceptara nada. A mí me encanta compartir. Para la próxima me aseguraré de invitarlo yo primero.